viernes, 7 de septiembre de 2007



La tristeza no es un lugar para quedarse,
un retortijón a cámara lenta.
Y las vidas artificiales que habitan en los aeropuertos.
Todo esta arrasado.Desértico.

Todos son cristales.
Cada uno refleja un momento contigo.
Yo los miro a todos.
Y todos me miran a mí,
como si quisieran arrancarte del presente.

Mi boca sumergible, rocosa, salada
pronuncia la forma de un interrogante.
A falta de tu cuerpo,me quedan las preguntas.
Prefiero que no las respondas. Hoy no. Todavía no.
La tristeza es un aeropuerto de paso.
A falta de entenderte tengo el mapa
con que acerque tu nombre a mis sentidos.
Y un puñado de líneas conservadas en formol.
Palabras impronunciables en la boca de un niño de once años.
El amor y la infancia.
El sexo y la infancia.
Los trayectos son tubos de escape hacia el pasado.
Es mejor no volver.
Fingir haber muerto.
O morir de verdad.
No creo que quepa más dolor
en el breve recipiente de mi cuerpo.

Salta por la ventana ¡VA-LIEN-TE!
¿Acaso no eres Otto?
La tristeza es un huesped moribundo
Hay que huir antes de que se instale.

Hay que salir del círculo Polar.

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